Nacido en San Juan el 14 de septiembre de 1952. Cursó el ciclo primario en la Escuela Domingo Faustino Sarmiento. La educación secundaria la realizó en la Escuela de Comercio Libertador Gral. San Martín, dependiente de la Universidad de Cuyo.
En su adolescencia, Jorge comienza a asistir al Club Amancay de San Juan, integrante de la Unión Argentina de Rugby (UAR). Viste la “azul y verde” a rayas horizontales, con el número 10 bordado en su camiseta. Jorge egresa en el año 1970 con el título de Perito Mercantil y se muda a Córdoba, en febrero de 1971, para estudiar Derecho en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
Se instala entre las calles 27 de Abril y Artigas, en barrio Alberdi, donde lo aloja su familia materna: los Risso Patrón. Vive con su abuela y dos tías. Durante esos primeros años va afianzando lazos. Le gustaba bailar: iba a los bailes de cuarteto y a las peñas folclóricas. Y no dejaba de juntarse a jugar al fútbol con amigos y compañeros.
En 1974, Jorge empieza el cursado del cuarto año de Derecho y, también, se inscribe en Ciencias de la Información de la UNC. En esos años, comienza su acercamiento a los asuntos de la política universitaria: asiste a las asambleas y a reuniones del Centro de Estudiantes de Ciencias de la Información. Y comienza a militar en la Juventud Universitaria Peronista (JUP). Hacen volantes, convocan a charlas con escritores, con profesores. Esa es su actividad militante, que cumple sin abandonar ninguna de las dos carreras. En 1975, Jorge es recomendado para trabajar en los Tribunales de Córdoba. Ingresa en la relatoría del Tribunal Superior de Justicia. Comenzar en ese sitio, supone estar entre los mejores promedios. Jorge no cobró nunca por este trabajo, ya que ingresa bajo la forma de Ad-Honorato.
El viernes 5 de marzo de 1976, rinde la última materia en su carrera de Abogado. Apenas 3 semanas después, el sábado 27 de marzo, en las primeras horas de la madrugada, Jorge es secuestrado de su hogar.
Sienten autos, frenadas, luces y gente que corre por los techos de la casa. Se levanta la abuela, se levantan las tías. Desde afuera comienzan a golpear las ametralladoras en las puertas, la de adelante y la del patio también. Entran, lo buscan a Jorge. Ahí mismo, dentro de la casa, le dan una paliza y lo interrogan durante unos 15 minutos. Le piden nombres, le mencionan nombres. Su hermana Alicia, en otra pieza, inmovilizada por un hombre apuntándole, oye todo esto. Más allá, en otra habitación, la abuela y las tías sentadas en cama, con la puerta cerrada y también custodiadas escuchan, desde más lejos, pero con el mismo dolor e impotencia. Luego de la paliza, le tapan la cabeza con una funda de almohada. Y así como estaba, descalzo y con un pantalón, se lo llevan sin decir nada, ni a dónde.
A los pocos días del secuestro, la familia comenzó su búsqueda: fueron al Tercer Cuerpo del Ejército; presentaron Habeas Corpus; pidieron audiencia con militares y eclesiásticos. Las respuestas eran invariablemente negativas. Ellos presumen que pudo haber sido llevado al Centro Clandestino de Detención “La Perla”. Pero no se supo más nada de él, ni de su cuerpo. Jorge Eduardo Malberti Risso, a sus 23 años fue secuestrado. Aún continúa desaparecido. No hay registros oficiales de su paso por algún Centro Clandestino de Detención.