En las últimas semanas hemos tenido una muestra en vivo y en directo de lo que venimos sosteniendo hace décadas desde la Federación Judicial Argentina (FJA) y sobre el porqué de la imperiosa necesidad de democratizar al Poder Judicial al que caracterizamos como autoritario, conservador, elitista, violento, patriarcal y misógino.
Es el mismo Poder Judicial que durante casi 200 años ha convalidado golpes de estado, dictaduras militares y sus crímenes, perseguido dirigentes políticxs y sociales, criminalizado jóvenes y pobres, confiscado ahorros de lxs trabajadorxs y pequeños comerciantes y productorxs, reproducido en las mujeres la violencia machista que a diario sufren, y que también ha avalado proscripciones electorales, entre otros tristes antecedentes.
El dato novedoso es el protagonismo que ha asumido en las últimas décadas el Poder Judicial en estas acciones, convirtiendo su pasivo rol de convalidación y legalización a uno muchísimo más activo ya como brazo ejecutor del stablishment que exige aún más de los devaluados tribunales, y completamente en sintonía con similares desplegados en la región orquestados por la potencia imperialista del norte.
Claro que ha habido excepciones y todxs nos entusiasmamos cuando pensamos que por fin podía haber “Justicia” al juzgarse las aberraciones criminales cometidas por la última junta militar y sus cómplices civiles-empresariales y eclesiásticos, o cuando luego de la remoción de la ‘mayoría automática’ de la Corte neoliberal hubo bocanadas de aire fresco con cada derecho que se reconocía y avanzaba.
Años después, la TV, o el YouTube, nos devuelve una imagen similar a esa Corte que echamos a patadas en el 2003. Otra vez la vulneración del Estado de Derecho; la falta de garantías procesales; el avasallamiento de derechos constitucionales; la utilización improcedente de figuras penales para actos de gobierno; la guerra judicial basada en ‘fakenews’, en falsas delaciones, denuncias sin sustento y causas cerradas; y, en este caso, con el fin único de proscribir electoralmente a un sector de la sociedad.
Todo ello, en un país donde aún hay presxs políticxs, las cárceles llenas de jóvenes y pobres, donde se hace espionaje interno político, o en el que cualquier manifestación o corte de calle termina con dirigentes políticxs, sociales y sindicales imputadxs y hasta procesadxs judicialmente, cuando no detenidxs, por protestar contra reformas legislativas anti obreras, por exigir trabajo digno, oponerse a ajustes económicos, o tan sólo para que se termine el hambre en nuestro país.
La gravedad de estos hechos, en un clima de odio y resurgimiento del fascismo, coronados con el atentado a la vicepresidenta de la Nación que ocurriera días después de la represión ordenada por el Jefe de Gobierno de la Cdad. de Bs. As. a una pacifica manifestación contra acusaciones judiciales falsas y sin pruebas en la denominada causa “Vialidad”, no nos debe hacer perder el eje que estamos ante una oportunidad única e irrepetible de generar las acciones necesarias para transformar y democratizar al Poder Judicial para que finalmente se parezca al Pueblo que debe proteger y que no siga siendo el ariete de los capitales concentrados que detentan el verdadero poder en nuestra patria.
Matías Fachal – Secretario General FJA