El próximo 19 de noviembre se llevará a cabo el balotaje para elegir presidente y vice en nuestro país. No es una elección más, se pone en juego la esencia de los valores democráticos y el compromiso con los derechos humanos, el trabajo y los derechos de los trabajadorxs y, en definitiva, el futuro de la Nación. Desde la Federación Judicial Argentina (FJA) no nos da lo mismo y consideramos que debemos pronunciarnos.
Se enfrentan dos proyectos bien claros: de un lado, la fórmula del oficialismo a nivel nacional, integrada por Sergio Massa y Agustín Rossi, que arrastra cuatro años de una gestión que no colmó las expectativas de nuestro pueblo y enfrenta desafíos importantes hacia adelante, con los condicionamientos que impone la deuda heredada con el FMI y, entre los cuales, la cuestión inflacionaria, la precarización laboral y la desigualdad del ingreso resultan de los más urgentes a atender más allá de las medidas tomadas en el último tiempo que han resultado un gran alivio para distintos sectores.
Por el otro lado, se presenta la ultraderecha encarnada por Javier Milei y Victoria Villarruel: una fórmula profundamente neoliberal en lo económico y conservadora en lo social y lo político, con altos componentes de negacionismo en torno a los derechos humanos y las desigualdades de género, e incluso apologista del Terrorismo de Estado, que representa un claro retroceso en materia de conquistas e ingresos para nuestro pueblo, y que oscila entre propuestas mesiánicas irrealizables, quita de derechos, y promesas de represiones salvajes.
Frente a este escenario, desde la FJA entendemos que la propuesta de La Libertad Avanza (LLA) y su articulación con un sector de lo queda de Juntos por el Cambio, principalmente del Pro encabezado por Macri y Bullrich, significa un verdadero peligro para la Democracia a 40 años de su recuperación. Por esa razón, coherentes a las banderas y reivindicaciones que hemos sostenido a lo largo de nuestra existencia como FEDERACIÓN, redoblamos el compromiso con su defensa y el repudio a toda aquella agenda y discursos que la erosionen.
No podemos permitir que nuestro país, históricamente comprometido con los derechos humanos, el movimiento obrero, el de mujeres y diversidades, y los derechos laborales así como la unidad de nuestra Patria Grande latinoamericana, tal y como San Martín soñó, esté bajo los designios de una fuerza política que se alimenta del odio y la violencia social para generar inestabilidad y temor y así poder instalar una agenda profundamente desigual que, de otro modo, no contaría con el aval de una sociedad de tradición igualitarista como la nuestra.
Propuestas tales como la dolarización, que no es otra cosa que la devaluación salvaje y la licuación de los ingresos del pueblo trabajador, la reforma laboral regresiva, la intervención de los sindicatos, la suspensión de las paritarias y los convenios colectivos, la libre portación de armas, la venta de órganos o la legalización de la renuncia a la paternidad no son más que ideas que responden a los grupos concentrados de poder o bien alocadas que, de llevarse a cabo, sólo van a contribuir a agudizar las desigualdades y la violencia social, que ya se vive en otros países y son ejemplo de su fracaso.
La LLA, con el acercamiento de este sector del Pro, lejos de atemperar las bravuconadas de la campaña y las perniciosas propuestas que enumeramos, mantiene, e incluso profundiza, el discurso de odio y exterminio político del que piensa distinto, a la vez que cuesta diferenciar lo que proponen hoy con los planes económicos neoliberales ya probados durante la dictadura cívico-militar, el menemismo de los ‘90, el final de la Alianza en los 2000, y el macrismo de 2015/2019. Será que se rodearon de los mismos economistas: Domingo Cavallo, Roque Fernández, Carlos Rodríguez, Federico Sturzenegger, entre otros que tanto daño ocasionaron a nuestros bolsillos, ahorros y calidad de vida.
De hecho, entre otros aportes que puede sumar Bullrich de su agenda, se cuentan el de “legalizar” el espionaje político ilegal, cercenar garantías constitucionales como la defensa en juicio y la presunción de inocencia, el gatillo fácil y por la espalda, la persecución de dirigentes sindicales, destruir y derogar en “dos minutos” las leyes de protección laboral a través de decretos, la eliminación de las indemnizaciones por despido e incluso la supresión del Fuero del Trabajo (o Justicia Laboral), etc.
Particularmente, como trabajadores y trabajadoras judiciales y, por ende, como parte del Estado, rechazamos de cuajo los planteos de LLA sobre el achicamiento del mismo y el recorte de sus funciones. Los países más igualitarios son aquellos que cuentan con Estados presentes y eficaces que valoran la labor de sus trabajadorxs ya que con nuestro labor se sostienen las políticas públicas y los derechos de la ciudadanía como la salud y la educación, el desarrollo de la ciencia y la investigación al servicio de nuestra soberanía, la agenda contra las violencias de género, etc.
Es urgente construir un freno a este proyecto neofascista y al mismo tiempo, poner en primer lugar los derechos y necesidades populares, porque sólo así lo derrotaremos en sus raíces más profundas. Por ello, desde la FJA seguimos exigiendo:
- Efectivización del derecho constitucional a la Negociación Colectiva en todo el país.
- Salarios y condiciones de trabajo dignas y acordes a nuestras tareas y funciones.
- La Democratización del Poder Judicial, con perspectiva de género y de derechos humanos, popular y federal.
No hay neutralidad posible cuando la Democracia está en peligro, por ello: Milei jamás. Al fascismo, “ni un tantito así”.