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ENTREVISTA A RAQUEL CAMPS PARGAS: 50 AÑOS DE LOS FUSILAMIENTOS DE TRELEW Y UN JUICIO HISTÓRICO

Raquel Camps Pargas es trabajadora judicial e integrante de la Comisión Directiva de la Asociación de Empleados/as Judiciales de la Cdad. de Bs.As. (AEJBA), además de hija de María Rosa Pargas y de Alberto Camps, uno de los tres sobrevivientes de la llamada Masacre de Trelew, donde la dictadura de Lanusse fusiló a 16 presxs políticos que estaban alojados en la base aeronaval Almirante Zar. A 50 años de ese hecho, ella, lxs familiares y lxs abogadxs de DD.HH. lograron una sentencia histórica contra el militar Roberto Guillermo Bravo.

En primer lugar se refirió a la fecha: “Va a ser un 22 de agosto distinto. Por primera vez nos encuentra con todos los responsables de la masacre con algún tipo de sentencia”. Y continúa en torno al proceso judicial resuelto el 1° de julio: “el juicio en Estados Unidos es reciente, todavía las emociones de ningunx de nosotrxs están muy acomodadas. Presentamos una demanda civil en conjunto con el CJA (Center for Justice and Accountability), que es un centro de justicia y rendimiento de cuentas, que se basa en una ley con la que se puede demandar civilmente a aquellas personas que cometieron crímenes de guerra en otro país”.

Raquel se refirió al juicio que tuvo una instancia de jurado: “Fue algo en lo que costó tomar una decisión, porque nosotrxs vamos por la extradición, pero la impunidad biológica nos corre. El juicio arrancó con la elección del jurado, algo a lo que nosotrxs no estamos tan acostumbrados. Los abogados de Bravo pedían a la jueza que decidiera por una sentencia dirigida a la prescripción ya que estábamos con los plazos justos, y ella determinó que el jurado decidiera primero sobre la prescripción y después sobre los hechos, algo que no suele suceder. Y el veredicto tiene que ser unánime. Bravo fue encontrado responsable no solamente por los cuatro casos que presentamos, sino responsable por la masacre Trelew, por la muerte, tortura y tentativa de homicidio de los 19 compañeros”.

En cuanto a la estratégia que se trazaron, comentó: “Muy interesante el proceso judicial, nuestro mejor testigo fue él, porque dijo lo que pensaba. Nunca negó lo que había pasado, sino que dijo que fue en defensa propia, que estaba en estado adrenalínico, que descargó su ametralladora”. En cuanto a las pruebas presentadas, participaron de ellas un perito forense, un perito historiador y un perito físico del Instituto Balseiro, Pregliasco, quienes determinaron la trayectoria de los disparos y que inclinaron la resolución.

Para ello utilizaron fotos tomadas por los propios familiares: “En su momento, cuando entregan los cajones a los familiares, los abrían para ver cómo estaban los cuerpos. Y ellos fueron quienes hicieron pseudo autopsias a cada uno de sus seres queridos, para poder dar cuenta”. Es así que a Bravo se le empieza a caer el argumento, Raquel cree que para el tercer día el jurado ya tenía la sentencia: “Eran siete personas, laburantes norteamericanos, que ni siquiera sabían dónde quedaba la Argentina, mucho menos dónde quedaba Trelew”. 

Bravo quien tiene ochenta años y vivió cincuenta de manera impune en Estados Unidos, luego de que la Armada Argentina facilitara su huída, vive de la mejor manera porque se convirtió en millonario. Sin embargo el fallo que lo encuentra culpable lo obliga a realizar un resarcimiento económico a los familiares de las víctimas y abre la posibilidad para que se lo pueda extraditar y enjuiciarlo en el país. Bravo cuenta con dos instancias de apelación, no obstante, Raquel tiene esperanzas: “Como los familiares nunca nos cansamos de pedir justicia, el Estado de EE.UU. se presentó en el juicio y nos propuso desnaturalizarlo, porque él cuando pidió la ciudadanía, en la planilla que completa miente, porque él declaró que no había cometido crímenes de guerra. Eso devendría en la deportación, sin embargo son tiempos largos y hay que esperar.”

Para finalizar, hizo referencia a lo que les sucedió al finalizar el juicio: “Cuando salimos de la Corte (ni más ni menos en el país desde donde se pensaron las dictaduras) con las banderas, cantando con todos los compañeros, bajaron miembros del jurado a aplaudirnos. Y eso para nosotros también implicó un triunfo”, y dejó un mensaje de cara a los 50 años de Trelew: “Tenemos que apuntar a las generaciones que vienen, la masacre de Trelew fue un hecho que movilizó muchísimo a la militancia, a los jóvenes. Imaginate que mi viejo tenía 24 años cuando pasó. Lo que generó, movilizó a cantidad de gente que se sumó a militar a partir de ese hecho”.

El 16 de agosto de 1977, Alberto Miguel Camps, antes de ser abatido por los disparos de los militares que fueron a buscarlo a su domicilio particular en Lomas de Zamora, alcanza a esconder en el baño a Raquel, entonces una beba de menos de 1 año de vida, mientras en la esquina secuestraban a María Rosa Pargas, aún desaparecida, junto con Mariano, el hermano de Raquel, de tan sólo 3 años de edad en ese momento. Luego de un tiempo de que los militares no pudieran apropiarse de lxs dos niñxs logran ser restituidos a sus abuelxs biológicxs.

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