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La justicia, cuando llega tarde, no es justicia

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Tras haber estado prófugo un año, gozar de la domiciliaria otros dos, y haber fraguado un acta para hacerse pasar por muerto, el represor sólo seguirá procesado en una causa por delitos de lesa humanidad.

Juan Miguel Wolk, quien se desempeñó como Director de Investigaciones del Área Metropolitana de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, donde funcionó el centro clandestino de detención llamado Pozo de Banfield, es beneficiado con el fallo de estos jueces.

Esmoris evaluó que la preventiva le fue prorrogada 9 veces y que “desde hace varios años, el imputado se encuentra en prisión domiciliaria y que pese al menor rigor que importa esa forma de detención, no se ha vuelto a sustraer del accionar de la justicia”.

El juez Vega agregó en su voto a favor de la excarcelación que la última prórroga de la preventiva a Wolk había sido condicionada a “la fijación de la audiencia de debate”.

A ello abonó su voto el juez Castelli, quien se excusó en la “cargada agenda de debates fijados” por el Tribunal y aclaró por las dudas que pese a ser exhortados por Casación a acelerar y unificar los procesos cuando le extendieron la última preventiva a Wolk, iniciaron gestiones ante aquel tribunal y el Consejo de la Magistratura para “contar con los recursos y la infraestructura necesarios susceptibles de viabilizar aquella demanda”, pero que las gestiones resultaron “infructuosas”.

EL TOF1 de La Plata decide con esta medida que “la imposibilidad de fijar debate no puede cargársele al justiciable”. Toda una definición, cuando sí se encargan de cargársela a las víctimas y sus familiares.

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LA ACTUACIÓN DEL GENOCIDA WOLK

La mayoría de los detenidos-desaparecidos del Pozo que comandaba el genocida (alrededor de doscientos) no salió con vida.

Por allí pasaron los estudiantes secundarios detenidos en La Plata, en la denominada “Noche de los Lápices”, Pablo Díaz, Claudio de Acha, María Clara Ciocchini, María Claudia Falcone, Francisco López Muntaner, Daniel Racero y Horacio Ungaro.

En este lugar de exterminio funcionó además el Plan Cóndor, con un piso especial para detenidos uruguayos y chilenos.

WOLK IMPUNE A LO LARGO DE LOS AÑOS

También conocido como “el nazi” y “el alemán”, el genocida Wolk había sido condenado a 25 años de prisión en la década del ’80, pero evitó la prisión gracias a las leyes de impunidad.

En el 2000 fue requerido por el juez español Baltasar Garzón para su extradición y juicio en la Audiencia Nacional de Madrid por la desaparición de la ciudadana española Ángela López Martin, pero el entonces presidente Fernando de la Rúa no atendió la solicitud.

Poco después, cuando el Juzgado Federal N° 3 de La Plata, lo convocó para dar testimonio en los llamados “Juicios de la Verdad”, Juan Miguel Wolk hizo llegar un acta de defunción suya que fue convalidada por el tribunal.

No obstante, veinticinco años después, la mentira fue descubierta por Marta Ungaro, hermana de uno de los adolescentes desaparecidos en “La Noche de los Lápices”, quien denunció que el ex represor vivía en su chalet y cobraba su jubilación de comisario retirado.

La impunidad sigue vigente, porque la justicia no es justicia, cuando llega tarde

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