Finalmente, a tan sólo un mes de la masiva movilización del 8M, fue hallado en Gualeguay el cuerpo de Micaela García, de 21 años, que permanecía desaparecida desde el sábado pasado. Micaela fue asesinada. Era una militante política que también luchaba contra la violencia machista de la que fue víctima.
El principal sospechoso, detenido ayer, fue quien brindó indicaciones para encontrarla. Se trata de Sebastián Wagner, un joven que había sido condenado por dos casos de violación en 2010 y fue beneficiado con la libertad condicional.
Al dolor y la rabia por este nuevo femicidio, máxima expresión de la violencia machista que pesa sobre los cuerpos de las mujeres, esta vez se suma también un nuevo llamado a la reflexión sobre el poder judicial patriarcal.
Se trata del mismo sistema judicial que mantiene presa a Higui, por defenderse del ataque de un grupo de varones que quería violarla para “corregirla”; que tuvo dos años detenida a Belén por un aborto espontáneo; que tardó quince años en meter en la cárcel a los condenados por la desaparición de Marita Verón; pero que a la vez no le tiembla el pulso a la hora de armar causas por pintar una pared previo a una movilización para denunciar la violencia machista o no duda al momento de mandar a reprimir a un grupo de jóvenes sueltas luego de esa marcha.
En nuestro carácter de trabajadoras y trabajadores judiciales, nos vemos doblemente atravesados por estas injusticias, porque las vemos cotidianamente, y por eso mismo, las denunciamos a viva voz y son parte de nuestras demandas como judiciales.
Desde los diferentes sindicatos de nuestra Federación Judicial Argentina (FJA), venimos participando de los Encuentros Nacionales de Mujeres y de los Encuentros Nacionales de Mujeres Judiciales para poner de manifiesto el carácter patriarcal de esta justicia que maltrata y desprotege a las mujeres mientras brinda impunidad a los violentos.
Sostenemos que esta justicia debe exigir formación y evaluación en materia de género para magistrados/as y funcionarios/as; que debe cumplir con la integración paritaria de los cargos.
En otras palabras, luchamos por una justicia que esté a la altura de las necesidades de nuestras mujeres y de nuestro pueblo en su conjunto.
Seguimos gritando: ¡Ni una Menos! ¡Vivas y con derechos nos queremos!