En un temerario editorial del día de hoy, el matutino “La Nación” sustenta la necesidad de producir en nuestro país “Un cambio indispensable en las relaciones laborales”, uno más desde la ofensiva patronal contra los derechos de los trabajadores.
Titulado de esa forma, y fiel a su tradición de ser el portavoz de las grandes empresas y sectores concentrados de nuestra economía, el editorial visibiliza el objetivo de las clases dominantes y del gobierno para impulsar una nueva “flexibilización laboral”.
Las ideas centrales reiteran argumentos expuestos desde la dictadura genocida, que fueran exacerbadas en la década del 90, incluyendo la disminución de los aportes patronales a la seguridad social con el consabido desfinanciamiento del sistema jubilatorio.
Resulta irónico que aquellas patronales que despiden a comisiones internas que no les responden utilizan de manera falaz el argumento de la “libertad sindical”. En rigor, se proponen la atomización de las organizaciones sindicales, induciendo la división del movimiento de trabajadores y su debilitamiento a la hora de la negociación laboral.
El discurso de La Nación pretende que el Ministerio de Trabajo, en cuanto autoridad de aplicación, deje de homologar los acuerdos paritarios, intentando con ello burlar el “principio protectorio” que debe regir todas las relaciones laborales (Art.14 bis CN), e impulsar acuerdos privados entre empresas y sindicatos por sector.
Como si esto fuera poco, en el espíritu de las patronales y el gobierno se buscan “contratos deplazo fijo flexibles”, con periodos de prueba más largos y que faciliten la contratación y el despido de trabajadores. Impulsan, además, que la “indemnización por despido debería sustituirse por un sistema contributivo” con el claro objetivo que los trabajadores “aporten” en un sistema similar a las ART, para
que después les abonen indemnizaciones de hambre. Si el despido se facilita, se lleva con ello todas las instituciones de la justicia social.
En síntesis, las propuestas esgrimidas tienen como propósito instalar la inseguridad en el corazón de las relaciones laborales, dejando el trabajo estable con seguridad social y remuneraciones acorde a las necesidades para satisfacer la canasta total de los trabajadores y su familia en el arcón de los recuerdos.
Los argumentos de La Nación son antiguos y expresan la voluntad de la ofensiva de las patronales más concentradas contra los trabajadores. Es algo que ya vivimos, sufrimos y resistimos activamente en las calles contra la dictadura y la reestructuración regresiva de las relaciones laborales, ley Banelco mediante.
Por todo eso, y ante este nuevo intento de priorizar medidas y reformas favorables a la rentabilidad de las grandes empresas y a costa de los derechos de las y los trabajadores, la CTA Autónoma repudia esta maniobra y ratifica la urgente necesidad de retomar el camino de la unidad en la acción e impulsar claramente un plan de lucha y un paro nacional que explicite ante la sociedad el proyecto alternativo de la mayoría de la población que son las trabajadoras y los trabajadores.
Pablo Micheli – Secretario General CTA Autónoma
José Rigane – Secretario Adjunto CTA Autónoma