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LA FJA Y LA PRESENTACION DE JUSTICIA 2020

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Hace poco más de un mes el Ministro de Justicia de la Nación, Dr Germán Garavano, informó a representantes de la Federación Judicial Argentina sobre el proyecto Justicia 2020.

En la oportunidad mencionó algunos temas incluidos en dicho proyecto y que la FJA sería convocada durante el mes de febrero para participar de los debates.

Nos enteramos a través de los medios de prensa que el proyecto fue lanzado y que entre los temas ya definidos, y que no fueran adelantados a la representación gremial, se cuentan la eliminación de la feria de enero y la ampliación del horario de trabajo. Es decir dos cuestiones que involucran directamente a los trabajadores judiciales.

Ante esto denunciamos no sólo la falta de cumplimiento a la palabra empeñada por el Ministro ante los representantes sindicales sino también el pretender ignorar el derecho de los mismos a la negociación colectiva para discutir las condiciones laborales, cuestión que fuera denunciada por la FJA ante la OIT y que mereciera varios dictámenes de dicho organismo internacional a favor de los trabajadores.

Asimismo una reforma de la dimensión que se anuncia requiere un debate amplio y democrático de toda la sociedad, sobre el que también tenemos mucho para opinar los trabajadores.

Sugestivamente, se excluye ese debate y se adopta lisa y llanamente el proyecto de reformas que con el mismo nombre de Justicia 2020 impulsa una Ong irrepresentativa como FORES que tuvo su acta de nacimiento bajo la última dictadura cívico-militar a la que asesoró inspirándose en las políticas neoliberales del Banco Mundial.

Llamamos pues al Ministro a reflexionar y modificar ese rumbo antidemocrático.

El sistema judicial argentino requiere sin dudas de un reforma pero inspirada en los valores de la democracia, el verdadero republicanismo y la justicia.

CABA, 25 de febrero de 2016

HUGO BLASCO
Secretario General Federación Judicial Argentina

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¿A qué viene Obama?

Menospreciarlo, tratar de ignorarlo ha sido y sigue siendo una actitud constante de la derecha en la Argentina como una manera de borrar su responsabilidad e identidad con la dictadura cívico-militar instaurada a partir de marzo de 1976.

El golpe fue la respuesta del poder para hacer posible la reconversión capitalista, que ya operaba en varios países del mundo y la región, en nuestro País.

El rol de los EEUU fue determinante para hacerlo posible.

Por lo tanto la visita del presidente Obama precisamente el 24 de marzo nos lleva a preguntar:

¿A qué viene?

– ¿A pedirle perdón al Pueblo argentino por la participación activa de los EEUU antes, durante y después del golpe del 24 de marzo de 1976?;

– ¿A entregar los archivos desclasificados?;

– ¿A pedir, asimismo, perdón por haber impulsado, apoyado y financiado el Plan Cóndor a través del Departamento de Estado yanqui?

– ¿O a apoyar la desregulación total de la economía argentina con su correlato de pérdida de soberanía y el aumento de las ganancias de las empresas transnacionales con el consecuente empobrecimiento de los sectores populares y de los trabajadores argentinos?

– ¿A saludar el apoyo del gobierno argentino a las políticas guerreras e imperialistas llevadas adelante por EEUU en el mundo entero y en particular en países hermanos de Nuestra América?

Desde la Federación Judicial Argentina repudiamos la presencia del presidente yanqui Barak Obama y su política imperialista.

Ya los derrotamos hace 10 años obligando al fracaso del intento llamado ALCA. Seguimos en la misma senda luchando por la definitiva independencia de nuestros pueblos en el año del 200 Aniversario de otra fecha emblemática como es el 9 de julio de 1816.

HUGO BLASCO
Secretario General

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Revocar Ya el «Protocolo» antidemocrático inconstitucional y represivo

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En línea con la depreciación del salario real y la esterilización de la negociación colectiva, con la complicidad de sectores de la burocracia sindical y el respaldo de la derecha más recalcitrante de las fuerzas políticas y los medios de comunicación, dicho Protocolo pretende frenar la resistencia popular, que legítimamente recurre al derecho de peticionar y expresarse libremente en el espacio público, tal como lo garantiza la Constitución Nacional.

La pretensión de desalojar de las calles y plazas las manifestaciones populares no solo vulnera la tradición jurídica democrática, sino también la tradición popular que forma parte de la mejor cultura política de nuestro país.

Partidos y movimientos políticos como el radicalismo y el peronismo tuvieron momentos fundantes en la movilización popular y la recuperación y la consolidación democrática, desde las Madres de Plaza de Mayo hasta las manifestaciones del 19 y 20 de diciembre de 2001, se canalizó a través del espacio público, en un permanente ejercicio de aquel grito de “el pueblo quiere saber de qué se trata”, que dio origen a nuestra Patria un mes de mayo de 1810.

En todo caso, los grandes perjuicios a la democracia y al pueblo jamás partieron del ejercicio de la libertad de expresarse y manifestarse públicamente sino de la intención de reprimirlos. Así lo dice nuestra historia reciente y no tan reciente.

En consecuencia, exigimos la inmediata revocación del mencionado Protocolo represivo y, desde ya, hacemos políticamente responsable al gobierno nacional, y personalmente responsables a la Ministra de Seguridad, Patricia Bulrrich, y al Presidente de la Nación, Mauricio Macri, por el eventual uso de la violencia por parte de las policías u otros organismos como la Gendarmería Nacional.

HUGO BLASCO
Secretario General

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NEOLIBERALISMO A SECAS

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Los trabajadores judiciales siempre hemos bregado denodadamente por la democratización del Poder Judicial.

Asumido el gobierno nacional del Presidente Mauricio Macri recibimos con muchísimo desagrado la designación de Germán Garavano como Ministro de Justicia.

Ex-vicepresidente de Fores, la institución que otrora sirvió de apoyo jurídico a la última Dictadura y que ya en democracia fue principalísimo impulsor de la reforma judicial neo liberal del Banco Mundial.

Como si fuera poco Macri acaba de designar dos jueces de la Corte Suprema de Justicia Nacional por decreto amparándose en una dudosa y forzada interpretación de la Constitución Nacional, y a contramano de los principios de acuerdo, consenso y transparencia invocados en el discurso de asunción ante la Asamblea Legislativa hace tan sólo 4 días.

Hay que recordar que a poco de asumir el ex Presidente Kirchner contemplando una propuesta histórica de la Federación Judicial Argentina (FJA) avanzó en la ansiada democratización de la Justicia dictando el Decreto 222/03 que establece la consulta pública sobre los candidatos propuestos para Ministros de la Corte.

Años después el Presidente recién asumido viola ese decreto mediante otro absolutamente arbitrario y antidemocrático.

La voluntad popular ha sido violentada. Seguramente el “cambio” sea degradar al sistema democrático que, aunque imperfecto, debe ser sostenido y mejorado.

Como si esto fuera poco, uno de los candidatos, Carlos Fernando Rosenkrantz, ha sido asesor del Banco Mundial del “Programa para la Justicia” que es un compendio del modelo neo-liberal de justicia. Una justicia pensada para consolidar las brutales ganancias empresariales, a espaldas del Pueblo y que sólo castigue y discipline a los sectores más vulnerables, cubriendo de impunidad a los poderosos.

La Federación Judicial Argentina exige la anulación del Decreto del Presidente y que se ponga inmediatamente en funcionamiento el mecanismo determinado por el Decreto 222/03.

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EL PUEBLO NO OLVIDA

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En estos días se cumplen 40 años de un hecho histórico trascendente: la creación del Plan Cóndor.

El 25 de noviembre de 1975 se reunieron los Jefes de Inteligencia de varios países del Cono Sur en Chile y estuvo coordinada por Manuel Contreras, jefe de la Policía de Inteligencia chilena, la tristemente célebre DINA.

Participaron representantes de los gobiernos de María Estela Martínez de Perón (Argentina) y de los dictadores Augusto Pinochet (Chile), de Hugo Banzer (Bolivia), de Alfredo Stroessner (Paraguay) y de José María Bordaberry (Uruguay).

Este encuentro realizado con el conocimiento y la aprobación de la CIA tenía como objetivo coordinar entre esos gobiernos acciones represivas contra “personas vinculadas con la subversión”.

Conocemos de sobra el resultado de tales “colaboraciones” inter gubernamentales: persecuciones, torturas, asesinatos, desapariciones.

En la edición de hoy (23 de noviembre) el diario La Nación publica una editorial titulada “No más venganza” que es una verdadera ofensa a la dignidad humana.

En la misma descalifica los avances en la lucha por los derechos humanos operados fundamentalmente por la acción permanente y coherente de los organismos de DDHH a lo largo de décadas que ha llevado a la concreción de los procesos judiciales que involucran a numerosos genocidas.

Responsables de delitos aberrantes que incluyen la apropiación de bebés sólo merecen la condena social y judicial, sin más. No se trata de ancianos pacíficos sino de los autores intelectuales y materiales de tales crímenes.

La oportunidad de esta publicación (el día posterior al triunfo electoral de un candidato de la derecha absolutamente ajeno a la defensa de los DDHH) y su contenido podemos considerarlos como una verdadera provocación y una falta absoluta de respeto al Pueblo argentino.

Porque defender a los genocidas es agraviar al Pueblo.

¿Cómo se pueden justificar miles de desapariciones, muertes, torturadas/os, violadas/os, presas/os, exiliados, perseguidos, cientos de bebés robados, miles de familias desintegradas? ¿Acaso con la infame “teoría de los dos demonios”?
Por tal motivo es que hacíamos mención al Plan Cóndor al principio. Porque significó la “inteligencia” del terrorismo de Estado en Argentina y varios países de la región.

Y estos personajes siniestros procesados y/o condenados por delitos de lesa humanidad fueron algunos de sus ejecutores.

No avanzar en el difícil proceso que es la construcción de la Memoria para conocer la Verdad y hacer Justicia es abrir la puerta a la impunidad.

Las y los trabajadores NO OLVIDAMOS, NO PERDONAMOS, NO NOS RECONCILIAMOS

Hugo Blasco, secretario general de la Federación Judicial Argentina

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Blasco: “El ámbito judicial es donde más violencia laboral se ejerce”

Hugo Blasco, secretario de la FJA, se refirió a la problemática de violencia laboral que atraviesan los trabajadores de este Poder. “Es indefendible que alguien que trabaje en la Justicia sea un violento, cuando debería defender los Derechos Humanos”.

También aseguró que el ámbito judicial es “donde más violencia se presenta, en todo el país. Hugo Blasco habló de discriminación hacia las empleadas, por el “simple hecho de ser mujeres”, como así también de diferencias en salarios por iguales cargos.

“Lo que tiene que quedar claro es que el Poder Judicial es el sector más conservador, con prácticas elitistas, verticalistas, antidemocrático que se reflejan en las actuaciones de fiscales, defensores y jueces”, remarcó el secretario.

Se realizó en la ciudad una jornada nacional de protesta contra las prácticas violentas en el ámbito laboral, y particularmente en Bariloche. Los trabajadores se movilizaron hasta el hotel Panamericano, donde se desarrollaban las Jornadas Internacionales de violencia de género.

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NOTA DE OPINIÓN – Por Hugo Blasco, Secretario General AJB

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No es un objetivo fácil. En primer lugar, porque esa muerte se inscribe en la misma trama de silencios, complicidad e impunidad que rodeó y aún rodea los atentados a la Amia y al de la Embajada de Israel.

En segundo lugar, porque la muerte del fiscal ocurre en medio de una mezquina y mediocre disputa por el poder político que no repara en utilizar el caso para sus fines electoralistas. Políticos de los más diversos pelajes y medios de comunicación concentrados al servicio de intereses inconfesables, han convertido las alternativas de la investigación en materia de especulaciones, que dejan de lado la verdad y la justicia, y solo apuntan a manipular la información en miras al rating y mediciones entre candidatos.

Así han construido un escenario bochornoso, al que los trabajadores no nos vamos a subir.

Por el contrario, los trabajadores, junto con los familiares de la victimas de los atentados a la Amia y la Embajada de Israel, y todo el pueblo argentino estamos comprometidos en construir otra dinámica política, que se aparte del vergonzoso contrapunto entre oficialistas y opositores, medios de comunicación que se alinean de uno y otro lado con miras a obtener cuotas de poder que sostengan sus intereses antipopulares. Esa otra dinámica que impulsamos coloca en el centro la lucha contra la impunidad y a favor de la justicia.

Como lo hicimos el 4 de febrero último cuando convocamos a marchar. En aquella convocatoria dijimos:” Estamos ante una profunda crisis política e institucional y la voz del pueblo debe hacerse escuchar”. En eso seguimos empeñados.

El caso Nisman volvió a poner de relieve “las catacumbas de la democracia”. O quizás, sería más exacto decir que sacó a la luz del día una parte de las rémoras de la dictadura y de los peores aparatos represivos que desde la llamada “transición democrática” hasta hoy continuaron y continúan actuando.

Allí están a la vista los mismos “espías” que actuaron bajo el terrorismo de Estado y que la llamada democracia mantuvo a su servicio. Allí están tantos jueces y funcionarios judiciales que juraron por las actas de la Junta Militar instaurada el 24 de marzo de 1976.

Ellos fueron sostenidos por todos los gobiernos instalados en la Casa Rosada desde el 10 de diciembre de 1983 hasta la fecha.

Quienes desde el gobierno o desde la falsa oposición se rasgan las vestiduras por la subsistencia de esos elementos no pueden disimular la hipocresía. Cualquier denuncia que hagan estos sectores, es un bumerán que se vuelve en su contra.

Por eso nosotros impulsamos una acción por la justicia autónoma e independiente de estos actores de la farsa política y mediática.
Así fue como convocamos tempranamente a la marcha del 4 de febrero que encabezamos junto a numerosos sectores como la CTA Autónoma, Asociación ex Detenidos Desaparecidos, SERPAJ, Diálogo 2000, Jubileo Sur, APEMIA, personalidades como Adolfo Perez Esquivel, Nora Cortiñas, Elia Espen, representantes políticos como Victor De Gennaro, Claudio Lozano, Graciela Iturraspe, Vilma Ripoll, partidos políticos como PCR, MST, UP, Camino de los Libres, Movimientos sociales como CCC, Barrios de Pie, Teresa Vive, Tendencia Revolucionaria Piquetera, entre otros.

Así es como rechazamos las declaraciones oficiales que opinan sobre la investigación del caso Nisman como si fueran ajenos a la trama que llevó a la tragedia y que opaca la investigación y simultáneamente rechazamos a los convocantes del llamado 18F.
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Ya sabíamos, desde hace demasiado tiempo, que en el Poder Judicial anidan algunos de los sectores más reaccionarios de nuestro país. Los trabajadores sufrimos su accionar no solo en relación a la impunidad que denunciamos sino también a la persecución de la protesta social y política, tanto bajo todas las dictaduras como bajo regímenes que se autodenominan constitucionales pero que procesan y colocan en la cárcel a los luchadores. Conocemos muy bien a los que encabezaron el 18F. Tanto a los que se dicen representantes de la justicia como a los que se dicen representantes de los trabajadores. Los hemos denunciado desde el principio.

Pero frente a su emergencia, que no se rasguen las vestiduras aquellos que renunciaron a la transformación profunda del poder judicial que reclamamos desde siempre y que alcanzó una adhesión popular nunca vista con el reclamo de la remoción de la corte menemista y con el impulso de una justicia verdaderamente democrática antes, durante y después del levantamiento popular del 19 y 20 de diciembre de 2001.

El gobierno kirchnerista amagó con una acción democratizadora con los decretos 222/03 que llevó al reemplazo de algunos integrantes de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, pero se quedó en los umbrales de una verdadera transformación. Eso a pesar de que contaba con la legitimidad Sabemos que en medio de la vergonzosa situación generada por la mezquina e hipócrita disputa entre los sectores que no representan de verdad a nuestro pueblo, hay quienes, confundidos se suman a uno u otro bando.

Nosotros pedimos que se reflexione. Que nadie se sume a ningún bando. Que el pueblo tome en sus manos su propio destino. Que los trabajadores impulsemos esa acción independiente de los que verdaderamente queremos justicia, no solo en relación al caso Nisman y a los atentados contra la Amia y la embajada de Israel, sino en relación a todos los casos de corrupción y crímenes que involucra a los poderosos, que no son otra cosa que la política con que defienden sus oscuros intereses.

Diseñemos un poder judicial de la democracia. Elijamos democráticamente a los jueces y demás integrantes del sistema judicial. Pero tengamos claro, además, que no existe justicia democrática sin una democracia que inficione todos los rincones de nuestra sociedad. La justicia no es una isla.

La verdadera justicia requiere una transformación profunda de todo el sistema político y también una transformación profunda de las relaciones sociales de explotación y desigualdad.

*Hugo Blasco – Sec. General AJB

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Una contribución al debate sobre la mediación judicial en los casos de violencia contra las mujeres

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El Código Procesal de nuestra Ciudad parte de una premisa que resulta, por sí misma, significativa: “El Ministerio Público Fiscal practicará la investigación preparatoria con la finalidad de arribar a la solución del conflicto por cualquiera de las vías legalmente previstas o promover o desechar la realización del juicio” (art. 91 CPPCABA); a diferencia del todavía no reformado código nacional, que prevé como objetivo de la instrucción, el descubrimiento de “la verdad” (art. 193). De esta manera, se prioriza la celeridad procesal y evitar la pena, es pos de la reducción punitiva.

Por otra parte, es de destacar que en la CABA se ha dado un gran paso en el abordaje de la violencia de género, a través de la incorporación de Fiscalías especializadas en Violencia Doméstica, que le dan curso a todas las denuncias de violencia familiar de género. A la vez, el Ministerio Público Fiscal cuenta con una Oficina de Asistencia a la Víctima y al Testigo, integrada por un grupo interdisciplinario de psicólogos, abogados y trabajadores sociales a los/as que se les solicita la elaboración de informes especializados.
Sin embargo, desde nuestra perspectiva, sostenemos que, bajo la pretensión de la celeridad procesal, se procede de manera poco reflexiva a la utilización de ciertas herramientas jurídicas que merecen un estudio más profundo en los casos de violencia de género.

Nos referimos, específicamente, a la mediación como vía alternativa de resolución de conflictos. Este método se halla previsto en el art. 204 del Código Procesal Penal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Allí se establece que: “… en cualquier momento de la investigación preparatoria el/la Fiscal podrá… proponer al/la imputado/a y/o al/la ofendido/a otras alternativas para la solución de conflictos en las acciones dependientes de instancia privada o en los casos de acción pública en que pueda arribarse a una mejor solución para las partes, invitándolos a recurrir a una instancia oficial de mediación o composición. En caso de acuerdo el/la Fiscal dispondrá el archivo de las actuaciones sin más trámite.” Sin embargo, la norma desecha esta vía para los delitos contra la vida, contra la integridad sexual, en los casos de lesiones en el marco de un grupo familiar conviviente, cuando se hubiese incumplido un acuerdo en trámite anterior o no haya transcurrido un mínimo de dos años de su firma.

Como se observa, el código es expreso en excluir del uso de esta vía alternativa de resolución de conflictos a los casos de violencia de género pero sólo a los de lesiones y cuando se efectuaren dentro de un grupo conviviente.

Pero ¿qué ocurre en los otros casos, cuando la violencia de género no llega al extremo de la violencia física y cuando es ejercida por un no conviviente? Sabemos que existen diferentes tipos de violencia de género y que ésta puede ser ejercida por diferentes personas e instituciones.

La Ley Nacional Nro. 26.485, en su art. 4, considera que es violencia contra las mujeres “toda conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal. Quedan comprendidas las perpetradas desde el Estado o por sus agentes.”

Tal como se advierte, entonces, la violencia de género se sustenta en una relación de poder desigual entre víctima y agresor. Por su parte, la mediación consiste en un método previsto para la resolución de conflictos entre partes que pueden negociar una solución porque se encuentran en igualdad de condiciones, supuesto que, como vimos, no se da en los casos de violencia de género.

Por ello, sostenemos que la mediación no debe aplicarse en casos de violencia de género, donde la víctima se encuentra en una clara desventaja respecto de su agresor. Esto se explica porque en los casos de violencia doméstica, abuso y/o violencia sexual, la víctima se encuentra en una particular situación de vulnerabilidad, ya que la relación con el agresor involucra aspectos emocionales, psicológicos e incluso económicos que limitan la libertad de la víctima, generando una desigualdad basada en la posición de desventaja de la mujer respecto del varón. Asimismo, el padecer violencia física, sexual y/o patrimonial implica un menoscabo en la dignidad de la persona que la sufre, el cual repercute en todos los aspectos de su vida, dañando la seguridad personal, la autoestima y la autodeterminación.

Además, la misma Ley Nro. 26.485, en sus artículos 9 y 28, es conteste en indicar que deberán garantizarse modelos de abordaje tendientes a empoderar a las mujeres que padecen violencia y en prohibir las audiencias de mediación o conciliación.

En este sentido, lo que se pretende es evitar que la mujer se encuentre en condiciones desiguales al enfrentar un proceso de negociación, que se caracteriza por la búsqueda de soluciones que sean de ventaja objetiva para las partes. En casos donde se materializa la idea de inferioridad o superioridad de uno de los géneros, donde se padece el rol estereotipado asignado a varones y mujeres y se desvaloriza a la mujer, no resulta viable pretender que exista posibilidad de resolver el conflicto en forma “voluntaria”.

Porque… ¿Cuáles son las posibilidades de que una víctima de violencia, agredida por un familiar, de quien depende económicamente o emocionalmente, pueda tomar decisiones autónomas y consensuar para lograr un acuerdo beneficioso? ¿Pueden estas partes compartir un espacio donde poner en palabras el conflicto y evaluar si podrán transitar juntas el camino hacia la búsqueda de consenso?

Vale decir que el mediador no da respuesta al conflicto, sino que es responsable de sostener ese espacio donde éste sea abordado de manera que las partes puedan reconocerlo, reformularlo, resolverlo.

Para aquellos casos en que se presente un contexto de violencia doméstica, la Fiscalía General de la Ciudad ha establecido que las/os fiscales, “como criterio general de actuación… previo a iniciar el proceso de mediación… deberán contar con un informe de la Oficina de Asistencia a la Víctima y al Testigo, solicitado específicamente a tal efecto, en el que se emita opinión especializada acerca de la viabilidad y conveniencia de la mediación”. (Resolución FG Nº 16/2010)

Ahora bien, esta medida paliativa no se verifica plenamente en la realidad. En el Primer Informe Estadístico de Causas de Violencia de Género elaborado por la Representación Institucional de la Justicia de la Ciudad ante la Oficina de la Mujer de la CSJN, se indica que:

• En el 33% de las causas penales y contravencionales llevadas a mediación, donde se denunciaron hechos de violencia doméstica, las partes celebraron un acuerdo.

• En el 50% de las causas penales NO se realizó el informe previo a la fijación de la audiencia de mediación para establecer si la víctima estaba en condiciones de negociar con su agresor.

• En el 23% de los casos, la víctima no fue asistida, o no surge que haya sido asistida, durante la audiencia de mediación.

• En el 91% de los acuerdos de mediación se pautó “mantener trato respetuoso y cordial”.

• En el 86% de tales acuerdos, no se fijó, o no surge que se haya fijado, el seguimiento del cumplimiento de las pautas fijadas.

Entre las conclusiones de tal informe, se reconoce que “resulta fundamental evaluar la capacidad de razonamiento, comprensión y autonomía de la víctima para poder negociar con el agresor…”, pero que, sin embargo, no se cumple con la debida intervención de la OFAVyT para determinar si existe una situación de igualdad entre las partes.

Asimismo, considerando el tiempo transcurrido entre la fecha de la denuncia y la fecha de firma del acuerdo, se señala que “se recurrió al instituto de la medicación… en forma casi inmediata”; en algunos casos, a sólo 2 meses del acto violento.

Por todo lo expuesto, entendemos que las denuncias sobre violencia de género, familiar, sexual y en todas las situaciones donde existe subordinación de la víctima respecto de su agresor, son casos que NO deben someterse al proceso de mediación, ya que es un procedimiento donde no se puede garantizar la libertad y la voluntad de la víctima ante el victimario.

Asimismo, consideramos que más allá de los avances alcanzados en la Justicia local en torno al abordaje de estas situaciones, los problemas son evidentes. Por ello, es necesario continuar promoviendo una Justicia más accesible para las víctimas de violencia de género: contención psicológica continua y personalizada para las víctimas durante el proceso, reordenamiento de la infraestructura edilicia para que las declaraciones testimoniales de las víctimas sean en un ámbito privado, evitar revictimizar a la denunciante, sometiéndola al relato de los hechos violentos de los que fue víctima una y otra vez.

Paralelamente, consideramos que la atención integral del fenómeno no puede perder de vista el lugar que ocupamos quienes nos desempeñamos cotidianamente en la Justicia como trabajadores y trabajadoras. En este sentido, también entendemos necesaria una mayor capacitación con perspectiva de género así como contención psicológica y asistencia continua para las y los trabajadores que deben tratar diariamente con esta delicada problemática.

Comisión de Generos de la Asociación de Empleados del Poder Judicial de la Cdad. de Bs. As. (AEJBA-FJA)

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Día de la no violencia contra la mujer

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Desde el asesinato de las hermanas Miraval en 1960, víctimas de la dictadura de Trujillo, mucho se ha declamado. Se han fortalecido los movimientos de mujeres para pelear por sus derechos, se ha logrado el dictado de numerosas leyes que tienden a la protección de aquellas que resultan víctimas de violencia. Pero aún resulta insuficiente la voluntad que los gobiernos a nivel mundial han demostrado para combatir la violencia contra mujeres y niñas.

Es importante considerar el triple aspecto de la violencia:

• Violencia física: Toda acción deliberada que perjudique la integridad física y/o tenga como resultado el menoscabo personal o en el ejercicio de funciones laborales. Se incluyen dentro de estas conductas no sólo los ataques sino también los intentos y las amenazas de su ejecución y los daños a las pertenencias.

• Violencia psíquica: Se manifiesta a través de palabras hirientes, descalificaciones, humillaciones, gritos e insultos. Por medio de ésta, se desvaloriza, se ignora, se atemoriza, se aísla y se llega a incomunicar a la persona violentada.

• Violencia institucional: aquella realizada por las/los funcionarios/os, profesionales, personal y agentes pertenecientes a cualquier órgano, ente o institución pública que tenga como fin retardar, obstaculizar o impedir que las mujeres tengan acceso a las políticas públicas y ejerzan los derechos previstos en esta ley. Las consecuencias en las personas afectadas, son a nivel psíquico, físico y social, produciendo sentimientos de ansiedad, desconfianza, y aislamiento hasta su muerte.

En Argentina contamos con una vasta experiencia de luchas de los movimientos de mujeres intensificadas en estos últimos años para enfrentar la violencia doméstica, la trata de personas, garantizar los derechos sexuales y reproductivos, lograr la legalización del aborto, erradicar la violencia y el acoso sexual y todo tipo de violencia que se genera en el ámbito laboral.

En nuestro lugar de trabajo sufrimos doble opresión, como trabajadoras y como mujeres. Esto evidencia la naturalidad de estos sucesos como consecuencia de la subordinación y desigualdad que hemos padecido por siglos en una sociedad machista en la que aún subsiste el concepto de que las mujeres somos un grupo minoritario, el sexo “débil”.

Legislar para proteger

Actualmente en nuestro país hay una política contradictoria ya que por un lado se alzan banderas en defensa de los derechos humanos y por otro se ignora la violencia contra la mujer. Leyes como las de educación sexual y salud reproductiva, de protección a las víctimas de violencia hacia las mujeres y niñas, de violencia laboral, entre otras, aún distan de ser aplicadas.

En este sentido es importante que reflexionemos sobre cuáles son los intereses afectados que impiden que los instrumentos legales dictados y a dictarse se apliquen y sean una verdadera herramienta de protección para mujeres y niñas.

La Constitución Nacional, en su artículo 75, inc.22 y 23 señala que se debe legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta constitución y por los tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos, en particular respecto de los niños, las mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad (…).

El contrainforme del Comité de América Latina y el Caribe para la defensa de la mujer –CLADEM– presentado en la Convención de Belém Do Pará señaló que “la República Argentina ha suscripto todos los instrumentos de Derechos Humanos y específicamente los referidos a los derechos humanos de las mujeres. Sin embargo, debemos destacar que el ordenamiento legal no ha dado una respuesta integral al problema de la violencia de género. Sólo existen leyes parciales que atienden distintas manifestaciones de la violencia contra la mujer, en distintos niveles del ordenamiento”.

En distintas publicaciones la OIT recomienda incorporar en las negociaciones colectivas de trabajo la figura del acoso sexual y los procedimientos para combatirlo, porque es una forma de discriminación ya que la inmensa mayoría de víctimas son mujeres. El problema guarda relación con los roles atribuidos a los hombres y a las mujeres en la vida social económica que, a su vez, directa o indirectamente, afecta a la situación de las mujeres en el mercado laboral. Otra forma de violencia es la negativa a emplear mujeres porque se embarazan y tienen hijos. Es por estas circunstancias que las mujeres judiciales reclamamos convenios colectivos con perspectiva de género que contemplen la doble opresión que sufrimos en nuestro ámbito laboral, como trabajadoras y como mujeres.

Marcha

El 25 de noviembre es un día mundial de lucha contra toda forma de violencia contra las mujeres, y en nuestro país se presentará formalmente al Congreso Nacional el proyecto de ley por licencias a trabajadoras víctimas de violencia de género, que presentó en una Audiencia Pública el 24 de septiembre, el diputado Víctor De Gennaro. Múltiples organizaciones sindicales, políticas, estudiantiles, de mujeres, estaremos presentes para luego marchar hacia Plaza de Mayo.

La violencia contra la mujer se puede evitar, pero continúa siendo una pandemia global. Las estadísticas muestran que un 70% de las mujeres sufren algún episodio de violencia en su vida.

Es importante que marchemos para terminar con la explotación laboral, para que la crisis no la paguemos las trabajadoras, por el desmantelamiento de las redes de trata, por el aborto legal seguro y gratuito, por el cese de los femicidios y por el cumplimiento efectivo de las leyes de protección a las mujeres.

BASTA DE TODO TIPO DE VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES.

Secretaría de Género e Igualdad de Oportunidades de la AJB

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EL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL Y COMO ¿FUNCIONA? EN CHUBUT

La resistimos, sentamos las bases de la Justicia que queríamos y de cómo debía ser implementada una reforma, que era necesaria sin duda, pero prevaleció, lo que suele prevalecer siempre, el poderío económico. Valga la autocrítica de que tal vez no supimos convencer a la sociedad de que era posible una justicia distinta, pero hicimos el intento, además no deja de ser una tarea titánica, más allá de establecer una posición, desde un gremio doblegar las pretensiones de los organismos de crédito que implementan ideologías neoliberales que luego se instauran y se sostienen con políticas de estado y operadores adeptos.

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Aún así, a siete años de instaurada la reforma en esta circunscripción vale la pena referenciar, para confirmar lo que ya había dicho hace tanto tiempo el Dr. Cortina, o la compañera Mooney, las cuestiones que han sucedido casi como una profecía.

Cuestiones sobre las que hicimos hincapié han ido sucediendo en mayor o menor medida sistemáticamente y en menos tiempo del esperado. Cuando conversábamos con los periodistas, luego de las manifestaciones resistiendo este nuevo sistema, solíamos decir, “esperemos unos años, ojalá nos equivoquemos y que esta reforma le sirva a la sociedad para estar más conforme con la justicia que se merece”. Muy lejos de eso, desde el mes de noviembre del año 2006, en que la máquina comenzó a funcionar en Chubut, la sociedad, parece ser, que no están conforme con la celeridad que se hacen las cosas, en mi humilde opinión y con solo la experiencia de 23 años trabajando en la justicia penal, se ha afectado la calidad de justicia, se dejan pasar cuestiones de fondo fundamentales para todo ser humano, como conciliar abusos sexuales, entre otros, las cárceles están abarrotadas de detenidos y las víctimas aumentan día a día.

Ya habíamos sostenido que esta reforma no iba a solucionar cuestiones de fondo, como la inseguridad, la desocupación, el hambre, la pobreza, etc., cuestiones que deben resolverse con políticas de estado, programas de prevención, fuentes de trabajo genuinas, etc. y no con una reforma de la estructura judicial y menos aún con objetivos tendientes a economizar recursos.

Algún periodista dijo que subestimábamos a la población, afirmando que al no estar informada y educada lo suficiente no iba a utilizar la herramienta, supuestamente garantista, que el nuevo código procesal les proveía: la querella privada, instituto aparentemente sobresaliente de la reforma. En siete años y más de 23.700 causas ingresadas al Ministerio Fiscal, 8 ingresaron por querellas privadas y 4 querellas públicas, ninguna de ciudadanos de escasos recursos económicos y las restantes del Defensor Jefe. Nos preguntamos, ¿estarán tan conformes con el “servicio” de justicia? ¿sabrá la población de que se trata?; la verdad es que tal cual lo dijimos, se estableció una justicia solo para los que pueden pagarla, se vende y se compra y la compra, por supuesto, el que puede.

La víctima que no tiene reconocimiento social, sea por cuestión económica, posición política, etc. no tiene la capacidad siquiera de iniciar querella privada, porque no tiene ni la información, ni la capacidad económica para costearla (una oficina gratuita de querellas privada). Dudoso es pensar que estén todos conformes con el archivo de la causa. Otras de las querellas fueron iniciadas por la defensa pública en representación de quienes han sido víctimas de las fuerzas policíacas. Es para pensar que ya casi no ingresan para investigar delitos contra la fuerza policial, cuando hace más de 20 años que las vejaciones eran unos de los delitos más denunciados. Y ahí culmina la utilización de la herramienta garantista del nuevo código, que a mi entender no cumplió con el objetivo loable, si es que lo tuvieron los autores de la reforma, de brindar garantía a quien no se sintió compensado por el bien jurídico dañado.

De más de 23.700 denuncias que ingresaron en el Ministerio Fiscal desde la puesta en marcha de ésta reforma, noviembre de 2006, en solo 2.770 se ha abierto la investigación, o sea que apenas supera el 10%, la mayoría se archivan por el vencimiento de los escasos seis meses que tiene el fiscal para culminar la investigación, en otras se homologan conciliaciones y se sobreseen, un poco menos del 12% se encuentran con condena desde el 1 de noviembre de 2006 a la fecha. Tema aparte merece el plazo de investigación que se le otorga a la Fiscalía con el escaso presupuesto que le otorgó el plan de reforma, para que no se pierda la calidad en las investigaciones, esto es, un buen plantel de peritos y auxiliares, materiales y demás que se requiera para brindar a la sociedad calidad de justicia.

Que no se entienda el éxito de la administración justicia en tanto existan muchas condenas; más castigo no resuelve los problemas de la sociedad, ni garantizan seguridad y trabajo, pero menos aún reformas de la Justicia con objetivos productivos y economicistas.

Pero ésta estadística pareciera ser que no es la relevante para los nuevos modelos, las personas que se encuentran detrás de las 23.000 denuncias menos aún, la gráfica que se publica, que se pondera y por la que terminamos siendo modelo a seguir, en base a la cual se dan conferencias hasta internacionales para seguir implementando este modelo, es la que dice que del 100% de las audiencias hay aproximadamente un 90% que se efectiviza, que las causas se clausuran en seis meses, que nada se resuelve por escrito, todo es oral, que las partes pueden asistir a las audiencias y “todos” pueden escuchar “todo”, las víctimas, la prensa, todos y más allá del resultado, la imagen es mucho mas prolija que cuando existían juzgados con 3.000 expedientes demorados, ahora los 3.000 están archivados en la fiscalía; poco importa si la víctima se sintió recompensada o no, si se le reparo a la sociedad por el bien jurídico que fue violentado, que las victimas no puedan costearse una querella privada, si le entendió o no le entendió al Juez, al fin y al cabo “estaba ahí”, “esta es la Justicia que el pueblo necesita”, transparente, poco importa el valor justicia como derecho humano, si la Oficina de Control y Gestión va a decir que la causa entró a las 7:30hs., se ingresó a las 7:45hs., se fijó audiencia para mínimo 7 días, se realizó la audiencia y en seis meses se terminó (sin importar ni la gente ni el resultado) y con los menores costos posibles!. Eso si que es sinónimo de celeridad y transparencia para este nuevo modelo.

No se hizo justicia, si se cumplieron los objetivos de menor tiempo, menor costo, transparencia, celeridad, etc. etc., entendidas desde objetivos económicos, claro; para resumir: PRODUCTIVIDAD, olvidemos la calidad. A veces pienso en que parte nos perdimos entre lo que corresponde “dar cada uno lo suyo” que profesaba Ulpiano, la Justicia como valor humano y lo que conviene y a quien.

Menos ayudó aún a los trabajadores, que han visto cambiadas sus condiciones trabajo, alteradas las condiciones de contratación sin consenso alguno como el horario de trabajo, los espacios físicos, precarizadas sus funciones, sin la capacitación adecuada, con pocos recursos económicos, desembocando en stress, problemas de salud, trabajando en lugares comunes, traduciéndose en la sobresaturación de algunos mientras otros son relegados al “ninguneo”, ya no existen los cargos, somos “unidades de…” , la macdonalización de esta nueva empresa, con las nuevas oficinas de producción, llamadas Agencias de Control de Gestión y se intenta romper con fundamentos de “ya no hay delegación” “solo hacen trabajo administrativo” cuando la delegación sigue existiendo en las fiscalías, en las asesorías, en la defensa y ahora no delegan lo jurisdiccional en la judicatura, mas si se delega toda la carga administrativa, absolutamente toda, a los trabajadores, mientras que los Directores y funcionarios no asumen la mas mínima responsabilidad al menos en la práctica diaria, con sistemas informáticos inconsultos, poco prácticos, engorrosos, que lejos de agilizar, obstaculizan la tarea produciendo esto un fuerte impacto en la tareas, en las funciones, en la salud del trabajador en general.

Se hace hincapié en la informatización, cuando en realidad no es necesario reformular la estructura judicial para informatizar y cuando a los hechos nos remitidos las máquinas siguen siendo lentas o no funcionan como debieran los sistemas, generando más recarga de tiempo, trabajo, stress, etc.

Creo que nos cabe, como trabajadores del Poder Judicial, antes de reformular nuevos cambios, la obligación de hacer una evaluación de los pro y los contra de éste sistema y reconocer en todo caso lo que sirve y lo que no. Entiendo que no sirvió a los nobles objetivos que el gremio ha pregonado, una mejor justicia para la sociedad, mejores condiciones de trabajo, seguridad, higiene, etc. Los trabajadores, en este sentido, llevamos todas las de perder, precarización de las tareas, de los espacios de trabajo, alteraciones físicas y psíquicas, sin capacitación, con el argumento de la no delegación se atacaron los sistemas porcentuales, cuando la mejor distribución de la riqueza y no del trabajo ha sido lo que ha sostenido nuestro sistema salarial, se afectó la carrera ya que quedaron los puestos estancos en los organismos, y los salarios siguen siendo permanentemente atacados en pos y por quienes más tienen en dinero y en cargos y cuando decimos mejor justicia, hablamos de calidad no de economización de los recursos.

No se descartan como positivo la oralidad y la publicidad de los actos, pero poco sirven a la democratización de la justicia y al acceso de los ciudadanos, cuando el sistema hacia dentro sigue siendo verticalista y autoritario y hacia fuera, la víctima más allá de escuchar al Juez y asistirle el derecho que le da el nuevo código, no puede costearse en lo penal una querella privada autónoma y sin duda, como punta de iceberg, debe prevalecer el valor JUSTICIA como derecho humano; ya que cuando se concilian abusos sexuales al menos quienes tenemos un poco de conciencia y sensibilidad nos cuestionamos la calidad de la justicia, tampoco vino a resolver la inseguridad, el hambre o la pobreza.

En tal caso podremos preguntarnos cuales eran los objetivos que los eruditos de esta reforma tuvieron en cuenta, me pregunto si en las mesas de trabajo solo estaban depositando sus ideas, sus principios y valores o tomaron como modelo los lineamientos que los organismos de crédito han impuesto a Latinoamérica para la justicia en pos de la seguridad económica de sus empresas y acaso delinearon esta nueva embestida sin saber que son estos quienes manejan los hilos y ellos, creyéndose protagonistas de la historia, son meras marionetas de un sistema, que a la larga o a la corta, va a derrumbarse, por su propio peso (así no funciona o habrá que pulirlo).

Debe servir esta experiencia, no menos traumática para la Justicia y para los trabajadores para abrir el debate antes de nuevos avances, determinar primero si son necesarios o no, si son necesarios, debemos estar alertas de cuales son los objetivos, los operadores, los creadores.

No se puede avanzar aún más con criterios productivos y economicistas cuando aún hay tantas carencias sin resolver, para adentro y para afuera; y abrir el debate significa a todos los operadores de éste sistema, a los trabajadores, a la gente, que somos parte y destinatarios. El acceso a la justicia no tiene que ver con que se atienda mejor a la gente, pueda ir a todas las audiencias, los ascensores funcionen bien, el juez le brinde explicaciones y se le haga llenar una encuesta; transparencia no solo se trata de “ver a través” de muchos vidrios, (nuevas oficinas) ver a los empleados, ver al Juez, ver al imputado, al defensor si el acceso está restringido porque las víctimas no pueden costear una querella privada o los fiscales no tienen los recursos suficientes para la investigación.

Si la reforma tiene que ser parte de un cambio debe volver a concebirse de otra manera, con otros objetivos, con otros operadores, reformas que reflejen cuanto se trabaja, cuanto se gasta, como optimizamos los recursos económicos, los “recursos” humanos, brinde seguridad jurídica a los grandes grupos económicos, la estadística de audiencias es impecable más allá del resultado; no creo que sea la respuesta que la sociedad necesita, menos aún los trabajadores.

Creo que los años de trabajo en la Justicia y de militancia me autorizan para hacer este humilde análisis, pero desde mi opinión, como ciudadana, como trabajadora judicial y en el atrevimiento del compromiso social que intento asumir para con el pueblo en general, me siento en la obligación (más allá de que parece imposible a veces detener este tsunami que comenzó por los 90 y arrasó con toda una generación, desde la cultura, la educación, la salud, la Justicia y Justicia con mayúscula porque en mi afán de ser una idealista todavía imagino para la gente una JUSTICIA de ojos vendados y balanza equilibrada, para dentro y para afuera de Tribunales;) de ser crítica y establecer una posición, llamar a la reflexión y al debate, que entre todos hagamos una evaluación y un análisis para un nuevo proyecto que tienda a la inclusión de todos y a la democratización.

Ya lo dijo el Dr. Cortina en su momento y sigue siendo necesario: “La justicia que necesitamos debe ser la obra de todos y no la imposición de los presuntos ilustrados y de los poderosos. …Debe oponérsele una alternativa.”

Si nuestra alternativa o al menos nuestros objetivos y las condiciones en que sentamos debía elaborarse una reforma fueron infructuosos, generemos desde la FJA y los gremios de base los cambios con propuestas concretas.

Cecilia Bagnato. Esquel, marzo de 2013. (SITRAJUCH).